El “Outdoor Training” o formación de Alto Impacto “fuera” de las clásicas aulas o salas, por ejemplo en la naturaleza, es una actuación formativa experiencial que encaja en la política integral de desarrollo y mejora continua de los recursos humanos de una organización y que consiste en la práctica de una serie de retos de desarrollo competencial, actividades de trabajo en equipo, dinámicas de confianza, juegos de rol y actividades o ejercicios de gamificación grupales desarrollados en entornos ajenos y externos a los propios habituales (preferentemente en el medio natural) que permiten a las personas participantes reforzar, reciclar y/o adquirir determinadas habilidades directivas, sociales y laborales absolutamente necesarias para el óptimo desempeño profesional en el nuevo milenio.
A pesar de haber alcanzado notoriedad en España en los últimos años, este concepto y su metodología tiene décadas de empleo en los Estados Unidos. Y es lógico que esté ganando adeptos tanto entre las empresas que los incluyen en sus programas de formación como entre las personas que conforman sus propios recursos humanos. Las razones del éxito son sus muchas ventajas: es divertido, novedoso, de alto impacto y largo recuerdo, fomenta relaciones interpersonales e interdepartamentales, se desarrolla en un entorno natural o “especial” ajeno al entorno urbano de la empresa, permite la consecución de nuevas sinergias, adapta la actividad tanto al perfil del grupo como a la cultura, misión y valores de la organización, se individualizan los objetivos según las necesidades de la organización, ... ¿Cómo es que no se nos habría ocurrido antes?.
Estos programas son tan especiales que sólo cabe su diseño “a la carta”, totalmente individualizados según las necesidades y objetivos de la empresa o departamento o equipo contratante. Así se pueden plantear distintos tipos de programas, entre los que destacan por su carácter diferencial:
Los destinatarios de los diversos programas pueden por tanto ser equipos directivos, equipos de ventas, departamentos concretos, personal de contacto con el cliente, empleados seleccionados por una evaluación de desempeño positiva, y en definitiva todas las personas que componen la organización. Es natural que así sea, puesto que las empresas y organizaciones participantes están normalmente orientadas a la excelencia, y por tanto al cliente, tanto externo como interno.
En este tipo de actividades se pueden entrenar una serie de competencias básicas y transversales para todos los niveles de la organización, donde se contemplan elementos para la reflexión, técnicas de consenso de líneas de actuación y de generación de compromisos de equipo. Se fomentan habilidades como la Confianza, no sólo en un mismo, sino también con el resto de integrantes del equipo, donde se genera un clima de respeto y comunicación abierta y de tolerancia hacia los errores que facilita el cumplimiento de las actividades; el Trabajo en Equipo, buscando a través de los retos la cooperación, tratando de compartir ideas e iniciativas que hacen posible la superación de cada actividad; la Planificación y la Organización de cada acción, buscando siempre una estrategia que permita conseguir con la máxima efectividad la consecución de cada logro; la Comunicación, a través del uso de técnicas que faciliten el flujo de mensajes. Todo ello se envuelve en un ambiente de motivación y de entusiasmo y que contribuye a que las personas se sientan más orgullosas y más comprometidas con sus empresas y/o marcas.
En el propio desarrollo de los retos de un outdoor training surge el fenómeno denominado “de regresión infantil” donde afloran emociones positivas que compartidas facilitan el clima de colaboración entre las personas participantes, quienes se olvidan de rangos, rigideces organizativas y restricciones protocolarias ... y pasan a disfrutar de los retos de desarrollo competencial como niños/as.
Según los objetivos y necesidades de la empresa, la composición y características del grupo participante, y la localización escogida para el programa, se pueden desarrollar retos de apoyo a la formación muy variados, desde los más adrenalínicos a los más tranquilos: rafting, canotaje en aguas bravas, barranquismo, trekking en alta montaña, kayak de mar, rappel, espeleo, tiro con arco, puente tibetano, excusión en raquetas de nieve, construcción de iglúes, gymkhanas, tirolinas, etc. De entre los más de 100 retos de desarrollo competencia habituales en la jornadas de alto impacto, tanto Indoor como Outdoor se podrían destacar algunos como la “Gymkana Multiactividad” por equipos con varios retos de habilidad y trabajo en equipo de mínimo esfuerzo y/o capacidad física; la “Búsqueda del tesoro” con pistas y pruebas de creatividad, habilidad y trabajo en equipo, primando que los participantes realicen toda la búsqueda todos juntos en grupo compacto; “De cine” que trata de la elaboración por equipos de varias películas o sketches con medios profesionales en un enorme estudio profesional. Y como éstas, un sinfín de actividades que no hacen más que contribuir a desarrollar competencias en un medio rural y cuyas reflexiones de cada actividad se extrapolan al desempeño profesional diario. Los retos son palancas que refuerzan el aprendizaje y entrenamiento de las competencias objeto de desarrollo.
Se trata de permitir a los participantes un aprendizaje divertido, segura y de alto impacto, en un medio natural privilegiado en el que se sientan protagonistas de la actividad. A este componente “cuasi-lúdico” se le debe de unir el componente formativo y/o el estratégico. En estos últimos casos se hace necesaria la realización de una auditoría previa del equipo, departamento o empresa para establecer las necesidades, objetivos, contexto, nivel de maduración del equipo, integración en el plan formativo, vinculación a una posible evaluación del desempeño, etc, en base a los cuales poder definir los retos, actividades y contenidos del programa. También es indispensable un seguimiento posterior para evaluar el impacto de la acción y constatar la aplicación de las mejoras competenciales y/o los cambios buscados. En los trabajos previos y posteriores así como en el contenido formativo se debe contar con consultores expertos en este tipo de metodologías y dinámicas que garanticen una óptima imbricación del outdoor con la misión – visión – valores - cultura corporativa – objetivos – retos y actividades – resultados esperados.
En grandes empresas a nivel nacional, tanto multinacionales como de carácter familiar, se vienen desarrollando estos programas durante los últimos años con gran éxito de participación y resultados. En las medianas empresas la idea está empezando a calar aunque por su propia dimensión e idiosincrasia no son las usuarias más habituales de este tipo de solución de consultoría y formación. En la medida que algunas van probando la experiencia con buenos resultados y se va corriendo la voz se irá extendiendo poco a poco esta opción para potenciar equipos de trabajo de alto rendimiento.
Las empresas u organizaciones que apuestan por la excelencia y que cuentan con un Plan estratégico de desarrollo de personas, que integran buenas prácticas de gestión de Recursos Humanos (RRHH), que consideran una inversión de “Employer Branding” ser una marca deseada para trabajar, … éstas son las que también desarrollan periódicamente iniciativas formativas outdoor.
La formación outdoor training se integra en el Plan de Formación corporativo anual, complementa otras posibles acciones formativas de desarrollo de competencias o “soft skills” y suma de manera sinérgica con otras políticas de gestión de personas tales como:
En este sentido el outdoor training puede también ser un refuerzo del orgullo de pertenencia con la marca empleadora y un generador de vínculos intangibles entre sus participantes que favorecen un clima laboral positivo.